Nuestras hermanas trans del otro lado

El precio de ser transexual en América Latina es muy alto, pagado en muchos casos con la propia vida, donde la esperanza de una mujer trans es de 35 años, así lo demuestran las estadísticas de la ONU.

En México la esperanza de vida de las mujeres trans es de 35 años, cuando el de la población en general es de 77. En América Latina el promedio de edad es similar, aunque hay excepciones como Chile, donde aumenta ligeramente a 37 años y en Argentina disminuye a 32, de acuerdo con un informe sobre esta población elaborado por Almas Cautivas, Equis Justicia para las Mujeres y Casa de las Muñecas Tiresas, entre otras.

Centroamérica, siendo esta una parte muy violenta del continente americano, por citar, en el Salvador, se multiplican los crímenes de odio contra las transexuales, Honduras contó con el asesinato de 21 compañeras en menos de un semestre, Guatemala con dos transfemicidios de dos activistas trans en menos de una semana, una de ellas vendía frutas en un mercado local, la encontraron en su parada agonizando, la mataron a golpes por ser activista y denunciar los abusos policiales e institucionales de las que son víctimas todos los días: “nuestras vidas no son importantes”. Desde México hasta Chile somos violentadas, siendo los crímenes jamás investigados ni criminalizados por las autoridades a pesar de ser estos sumamente violentos y categóricamente de odio.

En los últimos años, de la necesidad a la vida y a la subsistencia, han nacido organizaciones fundadas y llevadas por transexuales en diferentes países de América Latina donde la sororidad y resiliencia son la esencia de esas luchas interminables, donde luchar contra el patriarcado se ha convertido en un saldo a pagar que se llama vida.

La red trans fundada en Argentina en el año 2004 está consolidada por 23 países del continente promoviendo la inclusión social, el reconocimiento y sin ningún tipo de discriminación.

Europa y concretamente España, desde hace unos años abrió la opción al asilo político por orientación sexual, abriendo un oasis para muchas compañeras que huyen de la violencia y de los crímenes temiendo por su vida. Con el promedio de vida de 35 años, violentadas, abusadas y asesinadas en el peor de los casos. Centroamérica es la zona desde donde se ha notado una mayor demanda de asilos, a excepción de Costa Rica, donde sus leyes en materia civil y de derechos humanos cambiaron en la última década.

Queremos que el mundo nos vea con otros ojos en este lugar del planeta. En el mes de la reivindicación de nuestros derechos, en el PRIDE, las personas trans existimos, y estamos. ¡Y vivas nos queremos!


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