La república de Georgia es conocida a nivel europeo y mundial como un país radical antigay, vulnerando todos los derechos civiles de la comunidad LGTBIQ+, considerándolos de alta peligrosidad, entrañando en sus actividades reivindicativas de derechos humanos un alto “conflicto civil”. La palabra “gay” en Georgia tiene una connotación altamente peyorativa que evoca conflicto y privación de las libertades fundamentales de un ser humano de cualquier sitio del planeta.
Los conflictos sociales a los que ha sido sometida en las últimas décadas la comunidad gay han trascendido fronteras y han sido motivo de denuncias internacionales en la ONU por violaciones a los derechos humanos.
Múltiples denuncias no han servido para frenar esa gran ola de odio, de transfobia, gayfobia y lesbofobia en Georgia. Queda muy de cerca lo que ocurre en Chechenia, con quien comparte frontera y donde se conocen casos de cárceles y “campos de concentración” de trabajos forzados, tratamientos psiquiátricos y de una infinidad de torturas físicas y psicológicas en todos los detenidos.
Las violaciones a los derechos son constantes y sumamente vejatorias, la comunidad LGTBIQ+ en Georgia ha pagado con sangre y dolor por su orientación sexual. Los crímenes de odio, las agresiones en grupo, han sido motivo de disertación de muchos chicos gays, trans y chicas lesbianas huyendo de su país natal a otros países, solicitando asilos políticos donde pudieran sentirse dignos como cualquier persona lo merece.
Lady Menta
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